viernes, 30 de julio de 2010

Piscinas naturalizadas




PISCINAS NATURALIZADAS

Las piscinas naturales son piscinas totalmente ecológicas, sin química.



El agua es depurada con plantas acuáticas que se integran en la piscina de forma natural. Cada piscina natural es única, construida con materiales naturales, y adaptada al entorno.

En nuestro caso en particular para hacer la aplicación de una piscina naturalizada, la realizaremos en un contenedor, el cual tiene la medida de 7 X 7 metros.

El propósito de implantar esta piscina naturalizada consiste en un proyecto que consta de toda una casa ecológico, y punto clave de este tipos de alberca es beneficiosa para la salud y resultan económicas en mantenimiento.

COMO CONTRUIMOS UNA PISCINA NATURALIZADA?

La respuesta es el tratar el agua con diferentes métodos naturales y haciéndola circular entre plantas acuáticas especificas que la convierten en agua limpia y saludable, también podemos usar un filtro compuesto por arena y grava, el cual también es realizado de forma ecológico.

Las plantas tienen una distribución y las mas adecuada consiste en poner por cada metro cuadrado cinco plantas.

En nuestro caso utilizaremos una bomba de sumergible para piscina llamada APSJP la cual es la mas apropiada para realizar el traslado de el agua utilizada en nuestra piscina naturalizada, el agua correrá una y otra vez por el filtro hecho con grava y arena, pero al mismo tiempo pasara por las plantas las cuales son las encargadas primordialmente de la purificación de el agua de nuestra alberca.

Lo que nos ayuda a almacenar los residuos de la piscina naturalizada consiste en un sistema llamado bottom drain, Los bottom drain precisamente lo que hacen es el aspirar en el fondo de la piscina.

Rasgos principales de la BOMBA

. Condiciones de tempreratura para su operacion: 5°C~60°C
2. Presión de operación: 2.5
Usos: bomba de botor para bañeras, fondos de balneario, Piscinas, estaciones de masaje, Limpiando de sistema.
Esta regeneración y limpieza del agua por medio de las plantas ocurre a nuestro alrededor todo el tiempo ( ríos, arroyos, estanques, lagos.). El hecho de ser aprovechados para limpiar el agua de piscina es solo cuestión de tiempo.

BENEFICIOS.

- Nadar en un agua, ¡ con sabor a agua ! , sin química sin riesgo de irritación de ojos o de piel .
- La vida salvaje reaparece, multitud de pájaros acuden a beber un agua pura.
- Se ahorra mucho en maquinaria, reparaciones, productos químicos, personal para mantenimiento

jueves, 29 de julio de 2010

Sistema Teichmeister piscinas naturalizadas


El sistema TeichMeister: agua de excelente calidad
En las aguas naturales, los microorganismos cumplen una función sumamente importante, ya que limpian continuamente el agua y eliminan todas las sustanciascontaminantes, encargándose de esta manera de alcanzar un equilibrio biológico. Las plantas que crecen a la orilla del agua se encargan de la depuración a través de sus raíces. Sobre esta base se ha desarrollado el sistema TeichMeister, que garantiza agua natural y cristalina.
Piscinas naturalizadas - la alternativa a las piscinas químicas
Puede construir una piscina naturalizada con el sistema TeichMeister a partir de pocos m² con paredes verticales de piedra natural o de hormigón, con o sin revestimiento de madera. También es posible remodelar su piscina tradicinal con depuración química à continuar
La piscina naturalizada: un lago en el propio jardín
Las principales características de piscina naturalizada es el agua cristalina y saludable al lado de una orilla con plantas naturales. El aporte constante de los nutrientes de la propia agua se encargan desde un principio de que las plantas se desarrollen óptimamente desde la primavera hasta el otoño, de tal modo que alrededor del estanque pueda disfrutarse del colorido de la naturaleza. à continuar
Un lago de jardín - naturalmente con agua cristalina
El sistema de filtrado biológico "Aqua-Superton" también se utiliza en estanques de jardín. Para su jardín acuático privado. à continuar
Productos para el sistema de construcción de estanques
En nuestro catálogo de productos hallará todos los componentes que precisa para construir un una piscina naturalizada o un lago de nado de jardín.

lunes, 26 de julio de 2010

Piscina Contenedor.


La primera Ciudad en implementar esta nueva forma de diversion, y reciclaje es Nueva York.

Los contenedores de la ciudad de Nueva York han adquirido nuevas funciones que no tienen nada que ver con el reciclaje o la suciedad. En estos días calurosos, todo neoyorkino cool quiere ir a ellos pero no para llevar las bolsas de basura, sino para darse un chapuzón. Y es que en la ciudad que nunca duerme, este verano estos grandes receptáculos se han convertido en improvisadas piscinas. Así lo cuenta Melena Ryzik en la edición digital del New York Times.

En un lugar escondido de las calles se ha creado un ‘club de campo urbano’: tres contenedores transformados en piscinas, unos cuantos sillones, una barbacoa y una cabaña que en el sábado noche hacen de la after party del gabinete de un periódico de arte un sitio mágico. Sólo se requería no pasar la bola sobre el acontecimiento.

El espacio, que lleva abierto desde el fin de semana del 4 de Julio, ha sido utilizado para barbacoas, sesiones fotográficas o grabaciones, pero pronto se empleará para lecturas y otros eventos. Eso sí, este espacio no está abierto al público.

David Belt, presidente de la compañía que está detrás de esta idea denominada Macro-Sea, afirma que no se trataba de crear un destino para fiestas exclusivas, sino de un experimento con materiales ya utilizados. También se pretendía crear “lugares que tanto faltan en Nueva York para nadar, y qué mejor que usar contenedores, que hay por todas partes y son omnipresentes”.

Eso sí, este concepto es copiado. Belt había oído en abril que Curtis Crowe, un músico de la banda ateniense Pylon, tenía un contenedor convertido en piscina en su casa. Tras una llamada entre Belt y Crowe, el proyecto estaba en marcha. Una constructora donó los contenedores, el mobiliario se compró en Ikea, los diseñadores se reclutaron a través de Craigslist y los trabajadores que se ocuparon de poner todo en orden no cobraron. Un proyecto realizado de manera rápida y barata que es una plantilla para en un futuro convertir en auténticas comunidades artísticas los sobrios centros comerciales americanos gracias ésta u otras atracciones indie. Todo ello sin dejar de cuidar los pequeños detalles, como un ipod conectado a unos altavoces que ameniza el ambiente.

Estas improvisadas piscinas estarán abiertas todo agosto, aunque Belt amenaza que, si se llenan demasiado, tendrá que cerrarlas.

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sábado, 24 de julio de 2010

Nociones generales del sistema TeichMeister


Nociones generales de la tecnología TeichMeister
Gracias a las piscinas naturalizadas y lagos de nado con tecnología TeichMeister, usted podrá zambullirse en agua limpia, higiénica, sin cloro ni productos químicos añadidos.
De forma similar a un lago natural, el agua se limpia mediante un proceso de equilibrio biológico.

Con esta finalidad, se divide a la lámina de agua en dos áreas, una destinada al nado y la otra a la depuración natural.
Por medio del sistema de filtrado Aqua Superton, queda garantizada la circulación del agua entre las distintas áreas obteniéndose de forma continua el proceso de autolimpieza biológica.
Las características más importantes del sistema TeichMeister
• Una parte de la lámina de agua se dedica a la zona de filtración en la que se crea un jardín acuático sobre un lecho de gravas específicas del sistema TeichMeister
• La biomasa en el substrato y las plantas en la zona de filtros se alimenta de una corriente permanente de agua, de modo que reciba oxígeno y las sustancias nutritivas que necesita.
• En la zona de filtración se transforman los elementos que ensucian el agua en nutrientes para las plantas y la biomasa.
• El sistema alcanza rápidamente su equilibrio biológico estable.
• El conjunto de gravas y recirculación desagua el sistema TeichMeiter ofrece una excelente eficiencia de depuración natural
• Además, la degradación aeróbica de sustancias nutritivas en el filtro posee un efecto reductor del nivel de pH.
• El sistema de filtrado biológico se calcula individualmente en cada caso.

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jueves, 22 de julio de 2010

Ingeniería genética y nanotecnología pueden alumbrar nuevas especies artificiales


Ingeniería genética y nanotecnología pueden alumbrar nuevas especies artificiales

El planeta Tierra rebosa de fenómenos que parecen caóticos aunque, en realidad, se ciñen a reglas estrictas pero difíciles de desentrañar. Su estructura es tan compleja, con tanta cantidad de variables implicadas, que parece imposible hacer una predicción a un futuro siquiera relativamente cercano. Sin embargo, la vida artificial que puede surgir de la combinación entre ingeniería genética y nanotecnología plantea la irrupción de nuevas especies potencialmente capaces de alterar el orden y el caos en el que se desarrolla la vida en nuestro planeta. Por Sergio Moriello de Tendencias Científicas.

Los sistemas complejos se caracterizan fundamentalmente porque su comportamiento es imprevisible. En primer término, están compuestos por una gran cantidad de elementos relativamente idénticos. En segundo lugar, la interacción entre sus elementos es local y origina un comportamiento emergente que no puede explicarse a partir de dichos elementos tomados aisladamente. Por último, es muy difícil predecir su evolución dinámica futura; o sea, es prácticamente imposible vaticinar lo que ocurrirá más allá de un cierto horizonte temporal.
En la naturaleza se pueden encontrar una gran cantidad de ejemplos de sistemas complejos. Se pueden mencionar -entre otros- una célula, un cerebro, un organismo, una computadora, un ecosistema, una sociedad de insectos, un sistema inmunológico o una economía de mercado. Sin embargo, y a pesar de su gran diversidad y abundancia, se pueden identificar conductas dinámicas genéricas. Entre ellas, las leyes de crecimiento, la autoorganización y los procesos colectivos emergentes.

La mayoría de los sistemas complejos son inestables, se mantienen delicadamente equilibrados. Cualquier variación mínima entre sus elementos componentes puede modificar, de forma imprevisible, las interrelaciones y, por lo tanto, el comportamiento de todo el sistema. Así, la evolución de esta clase de sistemas se caracteriza por la intermitencia (o fluctuación), aquella situación en la que el orden y el desorden se alternan constantemente. Sus estados evolutivos no transcurren a través de procesos continuos y graduales, sino que suceden por medio de reorganizaciones y saltos. Cada nuevo estado es sólo una transición, un período de "reposo entrópico", en palabras del Premio Nobel ruso-belga Ilya Prigogine.

Auto-organización

El orden y el desorden se necesitan el uno al otro, se producen mutuamente; son conceptos antagónicos, pero, al mismo tiempo, complementarios. En ciertos casos, un poco de desorden posibilita un orden diferente y, a veces, más rico. Así, por ejemplo, un organismo puede seguir viviendo a causa de la muerte de sus células; o una organización se perpetúa gracias a la desvinculación de sus miembros.

La variación y el cambio son etapas inevitables e ineludibles por las cuales debe transitar todo sistema complejo para crecer y desarrollarse. Cuando esta transformación se consigue sin que intervengan factores externos al sistema, se hace mención a un proceso de "auto-organización".

La auto-organización se erige como parte esencial de cualquier sistema complejo. Es la forma a través de la cual el sistema recupera el equilibrio, modificándose y adaptándose al entorno que lo rodea y contiene. En esta clase de fenómenos es fundamental la idea de niveles. Las interrelaciones entre los elementos de un nivel originan nuevos tipos de elementos en otro nivel, los cuales se comportan de una manera muy diferente. Por ejemplo, entre otros, las moléculas a las macromoléculas, las macromoléculas a las células y las células a los tejidos. De este modo, el sistema auto-organizado se va construyendo como resultado de un orden incremental espacio-temporal que se crea en diferentes niveles, por estratos, uno por encima del otro.

Los sistemas autoorganizados se mantienen dentro del estrecho dominio que oscila entre el orden inmutable y el desorden total, entre la constancia rígida y la turbulencia anárquica. Es una condición muy especial, con suficiente orden para poder desarrollar procesos y evitar la extinción, pero con una cierta dosis de desorden como para ser capaz de adaptarse a situaciones novedosas y evolucionar. Es lo que se conoce -desde antaño- como "transiciones de fase", o -más modernamente- "borde del caos". Es en esta delgada franja en donde se ubican los fenómenos que edifican la vida y las sociedades.

Sistemas caóticos

Un "sistema caótico" es aquel que, a pesar de poseer reglas muy simples (a nivel local), puede tener un comportamiento inesperado, no predecible (a nivel global). Una de las singularidades que caracterizan a estos sistemas es que dependen mucho de las condiciones iniciales. Un insignificante cambio en ellas se amplifica y propaga exponencialmente a lo largo del sistema y es capaz de desencadenar -a futuro- un comportamiento totalmente diferente o, incluso, una imprevista catástrofe. Es decir, configuraciones iniciales casi idénticas, sometidas a influencias externas casi iguales, acaban transformándose en configuraciones finales muy distintas. Y es este el motivo por el cual es prácticamente imposible hacer una predicción del estado final de estos sistemas complejos.

Sin embargo, el caos no es más que un desorden solamente en apariencia, tiene muy poco que ver con el azar. Aunque parecen evolucionar de forma aleatoria y errática, estos sistemas tienen -en realidad- un cierto orden interno subyacente. Por eso, aun cuando son impredecibles, también son determinables. Esto significa que su estado futuro está determinado por su estado actual y obedece estrictas leyes naturales de evolución dinámica. Pero estos sistemas son tan irregulares que jamás repiten su comportamiento pasado, ni siquiera de manera aproximada. Como ejemplo se puede mencionar la dinámica de la atmósfera, las reacciones químicas, los fluidos en régimen turbulento, la propagación de enfermedades infecciosas, los procesos metabólicos de las células, el mercado financiero mundial, los movimientos de grupos animales (cardúmenes o enjambres), la arritmia del corazón, la red neuronal del cerebro humano, etc.

El caos parece formar parte de la estructura misma de la materia y está muy ligado a los fenómenos de auto-organización, ya que el sistema puede saltar espontánea y recurrentemente desde un estado hacia otro de mayor complejidad y organización. Un ejemplo típico es el agua que se desliza a través de una canilla en un goteo desordenado y, súbitamente, forma un chorro ordenado. Estos sistemas se caracterizan por su flexibilidad y adaptación (y, en consecuencia, por su estabilidad), lo cual les permite enfrentar las condiciones cambiantes e impredecibles del entorno.

Operan bajo una extensa gama de condiciones, ya que parecen estar formados por una compleja estructura de muchos estados ordenados, aunque normalmente ninguno de ellos se impone sobre los demás (a diferencia de un sistema ordenado, que presenta un único comportamiento). Por lo tanto, se puede controlar su evolución con ínfimas correcciones, a fin de forzar la repetición de ciertas trayectorias. En otras palabras, si se los perturba adecuadamente, se los puede obligar a que tome uno de los muchos posibles comportamientos ordenados.

Vida artificial

La vida se constituye en el ejemplo más acabado de estructuras muy complejas que surgen a partir de estructuras mucho más simples. Se trata de una propiedad emergente, resultado de la interacción entre sus elementos y de la dinámica propia del sistema. En efecto, cualquier forma de vida es -en esencia- un sistema altamente complejo, que exhibe una elevada organización y se sitúa en el borde del caos. Entre sus características definitorias, se pueden incluir su capacidad para: la autorreproducción, el almacenamiento de información, el crecimiento, la adaptabilidad (al entorno), la interdependencia (con otras formas de vida) y la evolución.

La "Vida Artificial" es un campo del conocimiento muy joven (nació a fines de 1987) que tiene como objetivo el desarrollo de sistemas artificiales que muestran las características distintivas de los sistemas vivos naturales. De acuerdo con Christopher Langton -"padre" de esta disciplina- es "el estudio de la vida natural, donde ‘vida’ se entiende que incluye, más bien que excluye, a los seres humanos y sus artefactos". Investiga algunos procesos que transcurren a diferentes niveles (molecular, celular, orgánico, social-evolutivo), y su aspecto más abarcativo incluye desarrollos meramente teóricos, experimentos biológicos y químicos, y simulaciones sobre computadoras. La importancia de su estudio radica en que los sistemas naturales constituyen excelentes fuentes inspiradoras para el desarrollo de la tecnología. En efecto, el biológico es un modelo muy optimizado que ayuda al ser humano a solucionar -con extraordinaria eficacia- muchos problemas complejos no convencionales que surgen de la interacción con el entorno.

La arquitectura básica de estos sistemas consiste en un abrumador número de "criaturas" relativamente simples, que forman densas redes de interacción y operan paralela y simultáneamente sin que exista un control central. Los comportamientos individuales no están programados implícitamente; los científicos sólo se limitan a darles un conjunto reducido de reglas de interacción que especifican lo que debe hacer cada una de ellas de acuerdo con la situación en que se encuentre. Nadie es capaz de saber con precisión qué actitud tomará cualquiera de ellas en un momento dado. Y, debido a que se verifica un fenómeno de emergencia de alto nivel (es decir, inteligente) a partir de interacciones de bajo nivel (o sea, entre entidades no inteligentes), el conjunto puede resolver problemas que cada uno de sus individuos componentes es incapaz de realizar.

Amenazas

¿Puede el ser humano crear nuevas formas de vida? ¿Es imprescindible que sean de tipo orgánico para considerarlas como tales? Más específicamente, ¿puede considerarse como un ser vivo algo virtual, algo que carece de una existencia física? ¿Puede estar viva una entidad o un grupo de entidades que únicamente existe como una simulación computacional?

Es decir, si algo ejecuta complicados movimientos como un insecto y se comporta como tal, pero no tiene un cuerpo físico material, tangible, sino que adopta la forma abstracta de microcódigos de programación en el interior de una supercomputadora... ¿es un insecto? Y en el supuesto caso de que no lo sea, entonces ¿qué es? En otras palabras, ¿cómo exactamente debe comportarse algo -en este caso, una entidad- para que alguien -en este caso, una persona- pueda afirmar que está vivo?

Si bien este tipo de "vida virtual" (erigida a través de programas de computadora) quizás sea difícil de aceptar, ¿qué ocurre con la "vida seca", aquella formada por autómatas físicamente tangibles? Este concepto, ¿no se acerca más a la "vida húmeda", es decir, la compuesta por organismos biológicos? ¿Y qué pasará cuando la sinergia entre la ingeniería genética y la nanotecnología sea capaz de producir/engendrar nuevas y originales entidades?

Miles de millones de años de evolución natural produjeron un mundo donde la supervivencia y el bienestar de cada organismo está ligado -muchas veces fuertemente- al de innumerables especies. Todo está tan interrelacionado y delicadamente equilibrado que la muerte (o el nacimiento) de una especie puede causar devastadores efectos sobre algunas otras (a veces, muchas). Sin dudas, el dejar evolucionar libremente a estas "nuevas especies" dispare fantasías de descontrol, ya que podrían evolucionar -siguiendo reglas lamarckianas- mucho más rápido que los humanos, y quizás los condicionen como nunca antes.

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Dudas

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lunes, 12 de julio de 2010

Mente maravillosa

En este blog hablare de una texto que lei en la revista muy interesante y que llamo mucho mi atención. Sobre Para Stephen Jay Gould
Tenía un pronto temible, pero el paleontólogo Stephen Jay Gould supo iluminarnos sobre la fascinante complejidad de la vida y el lugar –modesto– que ocupa el ser humano en su jerarquía.

"No hay propósito en la evolución. No estamos yendo hacia algo cada vez más grande". No he olvidado nunca sus palabras. Su carácter era deslumbrante y quisquilloso a la vez. No le importaba elevar su voz ronca de vez en cuando. Tenía previsto entrevistarle antes de cenar en el rocambolesco despacho que tenía en la Universidad de Harvard.

¿Rocambolesco? Utilizaba un sillón deshilachado que no te esperabas en el lugar donde trabajaba quien era considerado el primer paleontólogo del mundo. Su recinto estaba repleto de fósiles tirados por el suelo o, en el mejor de los casos, arrojados en cajas de cartón supuestamente ordenadas. Durante los cinco primeros minutos de la entrevista rubricó cada una de mis preguntas con un sí o un no rotundos; no había manera de iniciar una conversación seria. Los cámaras que grababan la entrevista, el realizador y yo mismo sabíamos muy bien a qué se debía el mal humor incontenible del coloso.

Su secretaria de origen colombiano nos anunció 60 minutos antes de la hora inicialmente prevista para el encuentro que el catedrático estaba en la obligación de cancelarlo porque una tormenta en Nueva York le había impedido llegar a tiempo aquella tarde a Boston. “Déjenme que lo intente arreglar con él”, dijo la ayudante. La idea era convencerle, cuando llegara muy temprano al día siguiente, de que nos concediera la entrevista entre dos clases a media mañana.

Nuestra amiga colombiana al final no pudo consultárselo, pero corrió con el riesgo. Y perdió la partida. Stephen Jay Gould montó en cólera cuando descubrió las dos cámaras sincronizadas en su despacho nada más llegar. Por un pelo no las sacó a patadas; yo oía sus gritos desde el pasillo a medida que me iba acercando a los personajes rodeados de fósiles. Nada extraño que sus primeras respuestas fueran monosilábicas y que llegaran a mis oídos envueltas en cólera.

Pero Stephen Jay Gould, el paleontólgo que más sabía de la vida de los primeros organismos en este mundo, se fue calmando a medida que profundizábamos en el conocimiento de lo que ocurrió hace 500 millones de años. No podía explicar el porqué de la explosión de vida, belleza y diversidad que se produjo en el periodo Cámbrico, pero lo describió como nadie. Lo que pasó entonces era lo único que le interesaba. Es cierto que la vida había empezado varios miles de millones de años atrás, pero no se caracterizaba ni por su esplendor ni por su sofisticación ni, desde luego, por su propósito hasta aquel big bang. Se necesitó tiempo, mucho tiempo, para que se fueran multiplicando las interrelaciones que serían responsables de que definiéramos la vida humana como una equivocación; algo asombrosamente complejo que rozaba el caos.

Paradójicamente, su capacidad para apreciar la belleza y la complejidad no le había hecho olvidar algo en lo que la mayoría de los humanos no se fijaba. “Nosotros podríamos sucumbir y desaparecer en un holocausto nuclear sin que se viera seriamente afectada la diversidad y proliferación de las especies de insectos”, me susurró cuando su enfado por los cambios impuestos a su agenda ya no eran más que un recuerdo.

Para Stephen Jay Gould –murió años después, en 2002–, no habíamos salido todavía, ni era probable que lo hiciéramos en el futuro previsible, de la era de los artrópodos. Seguíamos siendo la última gota de la última ola del inmenso océano cósmico; tenía muy clara la perspectiva del tiempo. La inmensa mayoría de los organismos vivientes han conservado un nivel sorprendente de simplicidad, como las bacterias. Y no les ha ido tan mal.

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martes, 29 de junio de 2010

la tierra en peligro por asteroides.


Será una piedra espacial la causa del fin del mundo? Ángela Posada- Swafford ha hablado con este experto del MIT en meteoritos y asteroides, que ha ideado un método para calcular las posibilidades de que choquen con la Tierra y estudia sistemas para detenerlos.


Rocas informes con órbitas extrañas y oscuras intenciones, los asteroides han sido tradicionalmente ciudadanos de cuarta categoría en el Sistema Solar. Pero los planes de Obama de enviar astronautas a sobrevolar su superficie y el lanzamiento de otras misiones no tripuladas –como la Don Quijote– para desviar los más peligrosos están cambiando nuestra visión de estos cuerpos celestes. El astrónomo Richard Binzel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), demuestra por qué los asteroides no son tan fieros. Binzel y otros investigadores, como Pierre Vernazza, de la Agencia Espacial Europea (ESA), han lanzado varias hipótesis que iluminan estas rocas espaciales –y sus representantes en la Tierra, los meteoritos– bajo nuevas luces.

Sus observaciones telescópicas en infrarrojos, complementadas con el estudio comparativo de meteoritos en el laboratorio, arrojan varias conclusiones interesantes. La primera, que la cantera de la mayoría de los fragmentos que caen sobre nuestro planeta es el lejano cinturón de asteroides, situado entre Marte y Júpiter. Este alberga numerosos objetos que datan de la formación del Sistema Solar, hace 4.550 millones de años, y que no llegaron a convertirse en planetas por las perturbaciones gravitacionales jovianas. La segunda, que esa localización afecta no sólo a la composición interna de los asteroides, sino a sus probabilidades de colisionar con la Tierra, lo que puede ayudarnos a encontrar la forma de defendernos de un impacto devastador. Y la tercera, Binzel y sus colegas han probado que, a su vez, la gravitación terrestre es capaz de dejar sus huellas en la superficie de los asteroides.

“Es el caso del hombre que muerde al perro”, dice Binzel en una entrevista telefónica desde su laboratorio en el MIT. Y añade: “Hemos tomado medidas telescópicas de los llamados objetos cercanos a la Tierra –los NEO–, que son asteroides que viajan a menos de 48 millones de kilómetros, y comprobamos que si uno llega a acercarse a 95.000 km puede sufrir un temblor lo suficientemente fuerte como para hacer aflorar regolitos –fragmentos de roca, minerales y otros materiales no consolidados– a su superficie”. Del mismo modo que la atracción de Júpiter altera la fisonomía de su luna Europa, la gravedad terrestre puede transformar a un asteroide. “Lo sorprendente es que ese poder alcance a objetos que están a una distancia de 16 veces el radio terrestre. Nuestra gravedad es un millón de veces superior a la de esos cuerpos, pero, para que la Tierra produzca esa alteración, el asteroide tiene que tener una determinada estructura. Sólo sucede en los rocosos, los que llamamos de clase S, no en los de hierro fundido, que son de clase M”, anota Binzel. “Estos pedruscos transformados por la influencia terrestre –continúa– no se ven en el cinturón de asteroides porque el Sol los oscurece, pero cuando se aproximan se vuelven visibles”.

La espectrografía de esos asteroides modificados coincide con los meteoritos caídos a la Tierra que ha estudiado Binzel en el laboratorio, lo cual ha resuelto un dilema, ya que los astrónomos trataban de entender por qué no se podían hallar en el espacio asteroides compatibles con los meteoritos descubiertos en nuestro planeta. ¿Quién habría imaginado que eran irreconocibles porque estaban bronceados por la luz solar?
Calentones y cambios de ruta

“Se está produciendo una revolución en el estudio de los asteroides”, dice el astrónomo Clark Chapman, del Southwest Research Institute, en Colorado. “Antes –continúa– se pensaba que eran las colisiones las causantes de sus cambios. Ahora sabemos que hay más personajes en esta historia. Quizás esté naciendo una nueva ciencia que podría llamarse sísmica de asteroides”. Binzel, que entre otras cosas ha creado la llamada escala de Turín –una herramienta para medir las probabilidades de colisiones de estos cuerpos contra la Tierra–, ha descubierto también la razón de que las huellas espectrales –el reflejo y absorción de la radiación electromagnética– de los asteroides del cinturón coincidan con las de los meteoritos que caen sobre nosotros y la causa de que lleguen desde tan lejos hasta aquí: “Es el llamado efecto Yarkovsky. Este modifica las órbitas de los cuerpos espaciales que rotan, porque las distintas caras de su superficie reciben la radiación solar de forma desigual, lo que hace que acaben cambiando su trayectoria con el paso del tiempo. El fenómeno es más pronunciado en los objetos pequeños y por eso influye tanto en los asteroides”.
Binzel añade que “las dos terceras partes de los objetos del cinturón corresponden a una clase de meteoritos conocidos como condritas LL, que representan sólo el 8% de los descubiertos. Nos pareció raro que habiendo tantos asteroides de ese tipo recibiéramos tan pocos meteoritos equivalentes, y descubrimos que la causa es el efecto Yarkovsky, que limita el tamaño de las rocas transportadas desde el cinturón”. Las condritas LL son rocas ricas en minerales como piroxeno y olivina, y pobres en hierro. “Conocer su composición es importante para saber cómo desviarlas de la Tierra, ya que constituyen una de nuestras principales amenazas”, advierte Binzel. El grupo de las condritas en general, que incluye varias especies además de las LL, son los meteoritos más comunes: suponen el 80% de los que llegan a nuestro planeta, mientras que apenas hay cien fragmentos de rocas marcianas o lunares en instituciones científicas de todo el mundo. El análisis de las condritas es clave igualmente para estudiar el origen de la vida, porque son rocas que no han sido fusionadas ni derretidas, por lo que guardan información sobre la síntesis de compuestos orgánicos o la existencia de agua en la Tierra.

Se calcula que el cinturón de asteroides está formado por 1,9 millones de estos objetos de más de 1 km de diámetro y varios millones de ejemplares más pequeños. Más allá, en los bordes del Sistema Solar, están los asteroides del cinturón de Kuiper y los cuerpos transneptunianos de la nube de Oort, el depósito principal de cometas dormidos o sin actividad. La mayoría de los asteroides son porosos, de modo que la mitad están casi huecos, según Binzel. Algunos tienen lunas y otros ocupan sistemas binarios o viajan en grupos levemente unidos por la gravedad. Y hace poco se descubrió que los hay con agua helada en sus entrañas y que la podrían haber acarreado hasta la Tierra en tiempos remotos. Otros, más densos, están compuestos de hierro y son restos de núcleos muertos de asteroides mayores.

Para mayor informacion consultar.

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